En el claro de la Luna o el viaje del héroe
Para
Rafael
por
el amor compartido a Silvio
Silvio
Rodríguez quiere ir a jugar en el En el
claro de la Luna. Se lo dice al mundo a través de una mágica canción que compuso
con apenas 29 años y de la cual sabemos poco o nada. “Recuerdo que mientras
ponía la voz fui terminando la letra,” ha rememorado Silvio en una entrevista.
Le han preguntado de muchas formas sobre los significados de la canción, pero
él, parco y meditabundo, solo dice que la compuso en 1974 en el estudio de
grabación de su primer disco, Días y Flores. “Traté de hacer una exposición cabal –dijo-, lo
más desprovista de hojarasca posible, tratando de mostrar lo esencial. Tanto
fui fiel a ese concepto que hasta compuse una canción mientras grababa el
disco, pensando que había cierta calidad expresiva que me faltaba por reflejar.
Así nació- según Silvio- En el Claro de
la Luna."
No
estoy muy segura de que al disco Días y Flores le hubiera faltado, en ninguna de
sus 100 posibles canciones, esa “cierta calidad expresiva” a la que se refiere
Silvio. Pero sí es muy importante saber que En
el claro de la Luna surgió de forma repentina, súbita, frente a un micrófono
de grabación y no fue el producto de ningún proceso consciente de larga deliberación
y raciocinio. En el claro de la Luna
es una hija indómita de las fuerzas que habitan en el interior de Silvio
Rodríguez. No tuvo mucho tiempo el poeta para pensarla, regurgitarla, pulirla o
transformarla. Es producto de un
trance, de uno se esos viajes al interior (que ya nos ha repetido Silvio que nada cuestan). En el claro de la Luna está repleta de símbolos y arquetipos que, como
sus caballos cerreros, emergieron desbocados e incontenibles desde las profundidades
del inconsciente silviano y se hicieron canción.
No
recuerdo cuándo le presté atención por primera vez a su letra. La había
escuchado muchas veces, pero nunca reparé en ella. Creo que fue hace como dos
años. Un día, de repente, me vi bailando en un maravilloso claro de Luna Llena,
rodeada de flores, sintiendo el galopar de furiosos caballos, bajo un fuerte
aguacero y con el viento del sur azotándome la cara. Hoy permito a mi propio
mundo subterráneo que intente analizar lo que sé es, por esencia, inenarrable. Echo
mano a mis lecturas de Homero, Platón, Nietzsche, Carl Gustav Jung, Joseph
Campbell, Clarissa Pincola Estés y de Silvio, por supuesto. No soy mitóloga, ni
psicóloga, ni psicoanalista. Solo soy una aprendiz de Merlín.
Aquí
voy, no sin antes, como lo hizo Homero con su musa, pedirle a Silvio su venia.
Oración-Invocación: Primer paso en el “viaje del héroe” (separación)
1
En el claro de la Luna
2 donde
quiero ir a jugar
3
duerme la reina fortuna
4
que tendrá que madrugar.
Lo
primero que informa el poeta es que quiere ir a jugar al claro de la Luna. ¿Por
qué o para qué quiere ir Silvio al claro de la Luna? ¿Por qué no se queda dónde
está? La respuesta es que, simplemente, está cumpliendo con la primera parte
del ciclo de todo rito de iniciación (separación-iniciación-retorno). El
primer paso siempre consiste en una radical transferencia de énfasis del mundo
externo al interno, del macro al microcosmos. La primera misión en lo que
Joseph Campbell llama “el viaje del héroe,” es retirarse de la escena del mundo
de los efectos secundarios, del mundo de todos los días, de las desesperaciones
cotidianas hacia aquellas zonas causales donde residen las verdaderas
dificultades: el reino del inconsciente. El lugar a visitar, en el caso de Silvio, es
un “claro de Luna” donde se ubica la puerta hacia paz del reino que existe en su
interior. El creador de la psicología analítica, Carl G. Jung describe el mundo
inconsciente como un espacio “nebuloso y oscuro”. Silvio, por su parte, lo
visualiza como un “claro de Luna”: hay un pequeño espacio de luz (proveniente
de la Luna) que representa el impulso irreprimible de su alma en dejar atrás la
oscuridad; pero las sombras rodean a ese “claro,” porque la oscuridad es una
condición sine qua non en el viaje a
las profundidades del reino de la psique. Sombra es todo aquello que el poeta
desconoce de sí mismo. Este es el viaje del descubrimiento del Sí-Mismo, de la
personalidad total. Inicia el “viaje del héroe”.
Y,
¿por qué quiere ir Silvio “a jugar” si son los niños los que juegan y ya él no
lo es? Porque este reino adonde él se dirige, no es otro que el inconsciente
infantil. Es el reino que penetramos en los sueños y lo llevamos dentro de
nosotros eternamente. Allí es que Silvio soñará a sus serpientes, se “verá claramente”, encontrará a sus “muertos que alumbran los caminos”, piedras que cantan, caballos con cuerno en la nariz, al rey de las flores, princesas, dragones, vellocinos de oro, güijes, fantasmas, unicornios azules, ángeles, su luz y también su cruz. Todos los
ogros, brujos, enanitos y los duendes de su primera infancia están allí. Y lo
que es más importante, todas las fuerzas vitales del niño que fue, también se
encuentran en ese reino. El poeta va en su búsqueda para traerlas de vuelta a
su vida de adulto.
Caballo místico- Rafael Jiménez
En
el mismo “claro de Luna” donde se encuentra el reino de su inconsciente,
“duerme la reina fortuna”. ¿Quién es
ella? ¿Qué hace aquí? Esta reina no es otra cosa que el Ánima o Alma de Silvio. Es la representación de todo su inconsciente. Es su imagen arquetípica
de lo eterno femenino, imbricada inexorablemente con Eros y representando las
fuerzas de la vida misma. El Ánima es
la intermediaria entre cada hombre y su particular mundo interior. Es el pasaje
a las profundidades de su inconsciente y es la responsable de abrir el camino
hacia el encuentro de Sí Mismo. Silvio visualiza a su Ánima como una reina o guardiana,
mientras otros hombres podrán verla como diosas, mujeres famosas, sirenas,
hechiceras o prostitutas.
El
Ánima de Silvio no está aún despierta. Duerme de la misma manera que el mundo
inconsciente del poeta. La vida espiritual dormita bajo el aparente mundo
ordenado de lo consciente, a la espera de ser despertada. La mayoría de
nosotros llegamos a los 40 años sin habernos acercado siquiera a este guardián,
pero Silvio le dice con apenas 29 años que “tendrá que madrugar” ¡es hora de despertar! Y más le vale que sea antes de la Aurora. Él
no esperará por ella y hay un trabajo que hacer. Hay que entrar en el laberinto
para iniciar el viaje del héroe. Hay que, como el propio Silvio nos dice en
otra canción, “mirarse para dentro.” Y ella es la guía.
Plegaria al Ánima
1 Mi guardiana de la suerte
2 sueña cercada de flor
3 que me salvas de la muerte
4 con fortuna en el amor.
Arlene Daka |
El
Alma de Silvio dormita y sueña. Sueña “rodeada de flor.”
Se
ha querido ver en la inclusión de la palabra “flor” en este segundo verso, un
mero intento del poeta por conseguir una rima con la palabra “amor” del cuarto
verso. Ciertamente a Silvio le importa la rima y la cadencia musical, pero no
conozco una sola de sus canciones donde haya una palabra de más, un sinsentido
o una cursilería únicamente para conseguir una buena rima. El Ánima de Silvio
está rodeada de flor porque también alude a un arquetipo. Aunque Silvio no dice
qué tipo de flor es la que rodea a su Guardiana de la Suerte, sí resulta muy
curioso que dice “rodeada de flor” y no “rodeada de flores.” Descartando la
mera rima, se debe pensar en una flor, y esa es la Flor del Yo o Flor de
Loto (presente en el budismo, hinduismo y en la filosofía taoísta). En este
contexto, la mención de la flor es simplemente una metáfora para representar el
desarrollo del Ego, del Yo. Ese Yo, a su vez, rodea al Alma, por lo que debe
formar un círculo, un mándala. Es decir, Silvio ha marcado un surco mágico alrededor del centro de su inconsciente más profundo e íntimo. Es
un ritual.
Carl G. Jung: The Red Book. |
Delimitar el espacio sagrado es solo la primera parte en todo ritual. La plegaria es lo
próximo. Y por último vendrán las ofrendas o sacrificios.
Como
parte de la plegaria, Silvio le pide a
su Alma que sueñe. Bien pudo pedirle una buena canción o una aceituna (que
tanto le gustan). Pero no. Le pide que sueñe, porque soñar representa la
posibilidad de conectarse, en forma simbólica, con su inconsciente. Carl Gustav
Jung ya ha demostrado ampliamente que el sueño y sus simbologías arquetípicas
son un pasaje directo al asombroso mundo del inconsciente colectivo.
La pide entonces el poeta a su Alma: sueña “que me salvas de la
muerte/con fortuna en el amor.” Silvio no le teme a la muerte física (de hecho
la ha llamado “hermana” y le ha cantado “como nadie con vida”) y por lo tanto,
no necesita ser salvado de ella. Sí pide ser liberado de sus propios fantasmas,
de los cadáveres (en sentido metafórico) que ha ido arrastrando en su paso por
la vida, la rabia, el odio, el desprecio, el rencor, la culpa (estos fantasmas
están presentes en su extenso cancionero).
El antídoto que lo “salva de la muerte” es el Amor. Teniendo en cuenta la trayectoria amorosa de Silvio, no podemos dudar de que sea perfectamente capaz de pedirle a su Ánima, “fortuna” en el amor romántico, en el amor terrenal y erótico; pero no creo que haya necesitado nunca un ritual para conseguirlo. El Amor que salva, que libera a los fantasmas y que permite el encuentro con el Sí-Mismo, no puede ser otro que el Amor Divino. El Amor Divino visto como la causa prima, la energía o impulso vital y la única base para explicar el Alma. No importa si se piensa que esa energía se llama Dios o Dios es la energía. Poco tiene que ver cómo lo nombre o lo ignore Silvio. Es este el único camino para la iluminación. Y eso Silvio lo sabe (aunque no lo diga).
El antídoto que lo “salva de la muerte” es el Amor. Teniendo en cuenta la trayectoria amorosa de Silvio, no podemos dudar de que sea perfectamente capaz de pedirle a su Ánima, “fortuna” en el amor romántico, en el amor terrenal y erótico; pero no creo que haya necesitado nunca un ritual para conseguirlo. El Amor que salva, que libera a los fantasmas y que permite el encuentro con el Sí-Mismo, no puede ser otro que el Amor Divino. El Amor Divino visto como la causa prima, la energía o impulso vital y la única base para explicar el Alma. No importa si se piensa que esa energía se llama Dios o Dios es la energía. Poco tiene que ver cómo lo nombre o lo ignore Silvio. Es este el único camino para la iluminación. Y eso Silvio lo sabe (aunque no lo diga).
Wilfredo Lam |
2 sueña mi abeja y su edad
3 sueña, y si lo he merecido
4 sueña mi felicidad.
Pide además el poeta,
en su tercera estrofa de esta primera parte, que su alma sueñe con un talismán
querido (protección); con una abeja y su edad (trabajo, productividad,
canciones); y, solamente si lo ha merecido, con su felicidad. Son tres las
peticiones, una trinidad vinculada con la racionalidad, lo cotidiano, el mundo
“real.” Nietzsche vería aquí una alusión al equilibrio, a la medida y la
claridad racional. Notaría, además, una ausencia de las fuerzas primitivas, de la
pasión salvaje y del mundo instintivo. Pero estas últimas no las solicita
Silvio. Al menos no en esta estrofa. Quiere separar las fuerzas de lo racional
y las de lo irracional, contraponerlas, diferenciarlas.
Eugene Delacroix: Horses Running. |
1 Sueña caballos cerreros
2 suéñame vientos del sur
3 sueña un tiempo de aguaceros
4 en el valle de la luz.
2 suéñame vientos del sur
3 sueña un tiempo de aguaceros
4 en el valle de la luz.
Es así que llegamos a
la cuarta estrofa. Silvio convoca a los cuatro elementos de la naturaleza:
Tierra (caballos cerreros), viento (vientos del sur), agua (aguaceros) y fuego
(valle de la luz). Aquí se desbocan en
tropel las fuerzas irracionales, salvajes, instintivas, indomables, inadaptadas
y pasionales. Silvio quiere que su alma sueñe “caballos cerreros”, caballos
salvajes, no domesticados. Estos caballos de Silvio, serían el equivalente del
“caballo negro” que Platón nos refiere en su Mito del carro alado[2].
Silvio invoca aquí, al caballo culpable de la caída del carro y cuyo centro se ubica en el vientre. Los caballos
cerreros se asocian, por lo tanto, a la sexualidad más pasional, la vitalidad,
virilidad, la juventud. Todas las fuerzas concupiscibles.
No bastándole con la
estampida salvaje ya invocada, solicita en el segundo verso “vientos del sur”.
Podría muy bien haber pedido solamente vientos. Pero no, el poeta especifica
que estos vientos son del sur. Estamos entonces en terrenos de Austros, el Dios
griego responsable por el Viento del Sur. Este viento se asocia con el tiempo
posterior al solsticio de verano y se identifica con la salida de Sirio, una
estrella, que ya desde el siglo VIII a.C.,
Homero nos advertía en La Ilíada
que “constituye una señal funesta.” Los vientos traídos por Austros y
presididos por la estrella que Homero llama “Perro de Orión” son las tormentas
de fines de verano y de otoño. Vientos destructores. Incontenibles. Tan
salvajes como los caballos cerreros. Tan inasibles como las propias pasiones. Arrasa
con lo viejo para dar paso a lo nuevo. Es el ciclo vida-muerte-vida en forma de
aire.
Acercándose al final de
la estrofa, el poeta pide un tiempo de aguaceros. El agua conecta con bautizos,
renovación, un nuevo nacimiento, limpieza, purificación del alma y su
respectiva transmutación. Pero el agua en la que se bautiza Silvio no es de
ríos o de mares, sino de “aguaceros”. Silvio invoca al agua vertical (que viene
del Cielo) y por lo tanto, este no es un
bautizo terrenal, sino asociado con lo inmortal, con la más alta
espiritualidad, con la esencia de lo Divino.
Finalmente, ya
renovada, el alma convoca al mítico Valle de la Luz. Ha superado a las sombras.
Se ha liberado. Ahora ya despertó. La Luz del Reino, que siempre había estado
ahí, lo ilumina todo.
Salvador Dalí |
Transición
1 Sueña lo que hago y no digo
2 sueña en plena libertad
3 sueña que hay días en que vivo
4 sueña lo que hay que callar.
Esta es la única
estrofa que se repetirá en otra parte de la canción. Son instrucciones
generales de cómo deben ser estos sueños (en plena libertad) y aplicará tanto a
la primera como a la segunda parte. Aquí se mezclan las imposiciones sociales
(parte racional) con las pasiones irracionales (lo que hago y no digo o lo que
hay que callar). Se marca además, el sufrimiento romántico del poeta diciendo “sueña que hay días en que vivo.”
Oración-Invocación a Eros
Carl G. Jung: The Red Book. |
1 Entre las luces más bellas
2 duerme, intranquilo, mi amor
3 porque en su sueño de estrellas
4 mi paso en tierra es dolor.
En esta segunda parte de la canción, el poeta no
se dirige más a su Ánima. Ahora comienza otra conversación. Dice “entre las luces más bellas, duerme intranquilo
mi amor”. Llama la atención que ese amor es masculino (está intranquilo, no
intranquila). No se refiere a una amante terrenal. Ese amor que duerme entre
luces bellas es su energía más irracional, su libido, la luz primigenia
responsable de la Creación. Este Amor-Eros al que se refiere Silvio se mueve en
terrenos dionisíacos: embriaguez, música, pasión, noche, el mundo instintivo y
la disolución de la individualidad. Es la contraparte del Ánima-Mujer. Pero, a la misma vez, representa el matrimonio
entre esos opuestos. Ahora Silvio, se dirige a su lado más irracional, lo
contrario al orden y a la razón, a la parte que se niega a acatar reglas, a ser
domesticada.
Muy
curioso resulta que a este Eros dionisíaco, Silvio lo trata de usted. A su
Ánima la tuteó. Pero a este, su ente más pasional, lo trata de usted. ¿Lo
respeta más? No. Lo conoce menos.
El Eros duerme intranquilo “porque en su sueño de
estrella”, el paso del poeta por la Tierra “es dolor”. Hay una mención al
destino o Moira. Al Destino hay que obedecerlo, tanto así que hasta el mismo
Zeus lo acata. Silvio, nacido bajo el influjo de la constelación de Sagitario, sabe
y así lo reconoce, que su paso por la vida está marcado por el dolor y el
sufrimiento. El poeta ha sufrido como nadie. De ahí su grandeza. Del dolor han
nacido sus mejores canciones.
Ofrendas o sacrificios (Iniciación)
1 Mas si yo pudiera serle
2 miel de abeja en vez de sal
3 ¿a qué tentarle la suerte,
4 que valiera su soñar?
2 miel de abeja en vez de sal
3 ¿a qué tentarle la suerte,
4 que valiera su soñar?
Al Destino se le obedece, pero el Yo consciente o racional de
Silvio salta, interviene, se rebela, con tal de modificar ese destino doloroso.
En una alocución dirigida, no a su Ánima
ni a su Eros, sino a quien lo escuche o a sí mismo, declara la forma para
alterar lo marcado por las estrellas: convertirse en miel de abeja (símbolo de
sabiduría, conocimiento, riqueza, dulzura, justicia, virtud y bondad Divina),
en lugar de sal (su contraparte). Silvio
promete, a manera de sacrificio, ser “miel de abeja” y no se arriesga a vivir
lo que el Dioniso que mora dentro de él determine o sueñe. La miel es el resultado
de la transformación del polen en codiciada comida de dioses. Por lo tanto,
simboliza la transformación iniciática y el encuentro con la Totalidad como
resultado del trabajo interno. Silvio está dispuesto a hacer su parte.
Intercambia. Negocia. Da ofrendas. Coloca sacrificios en el altar.
Carl G. Jung: The Red Book. |
1 Suéñeme, pues, cataclismos
2 sueñe golpe largo y sed,
3 sueñe todos los abismos
4 que de otra vida no sé.
A su Eros-Dioniso, Silvio no le hace una plegaria. Le ofrece
sacrificios. Se ofrece él mismo como su mejor ofrenda. Está dispuesto a someterse a “cataclismos”, “golpes”, “sed”,
en fin, “a todos los abismos.” Total, él no conoce otra cosa. No sabe de vidas
sin dolor. Para Silvio, el sufrimiento es un compañero inseparable y necesario
en el viaje hacia el Centro.
El Yo racional se impone al Destino (Retorno)
1 Sueñe la talla del día
2 -del día que fui, del que soy-,
3 que el de mañana, alma mía,
4 lo tengo soñado hoy.
En esta, su última y lapidaria estrofa, Silvio le habla tanto a su Eros como a su Ánima.
2 -del día que fui, del que soy-,
3 que el de mañana, alma mía,
4 lo tengo soñado hoy.
En esta, su última y lapidaria estrofa, Silvio le habla tanto a su Eros como a su Ánima.
Identificamos la parte que va
dirigida a Eros por el tratamiento de usted. Le dice, sueñe “la talla del día”.
Es esta una expresión muy cubana, cuyo significado no encontraremos en los
diccionarios y que más o menos quiere decir, “las dificultades o pruebas del
día.” Sueñe sí, pero hay restricciones: solamente se le permite a usted, señor Eros, soñar con el pasado y con el ahora.
Entonces, olvidando las formalidades y como en un susurro, vuelve su atención
sobre el Alma, para anunciar que el futuro “lo tengo soñado hoy”.
Y firma: El Yo Superior. La Totalidad.
Y firma: El Yo Superior. La Totalidad.
Aquí la interpretación en el teatro Karl Marx de La Habana junto a Niurka González, Oliver Valdés, el Trío Trovarroco y el Cuarteto Sexto Sentido. En el claro de la Luna fue la primera canción que interpretaron en el concierto en Puerto Rico, el 30 de mayo de 2010 donde yo estaba en primera fila.
[1]
Según Carl G. Jung, los hombres son polígamos en su actitud consciente y por
ende, en su inconsciencia y en compensación, el Ánima se les aparece como una
sola mujer.
[2]En
esta alegoría, Platón divide el alma en tres partes (otra trinidad): un caballo
blanco que se localiza en el pecho y representa las tendencias positivas, lo
bueno, lo hermoso; un caballo negro que se localiza en el vientre y representa
la sexualidad irrefrenable, el deseo y las pasiones. Por último el conductor
del carro (auriga) que se ubica en la cabeza y representa la parte racional del
alma.
Comentarios
Excelente análisis...me ha encantado!
No tengo más que agregar porque realmente me has hecho sentir en gran sintonía con Silvio, su interior, el tuyo y el mio!
Saludos cordiales desde Venezuela.
Tus palabras me llegan justo en esos momentos en los que me olvido de lo mucho que me llena escribir y ser leída.
Mis gracias desde Puerto Rico.
En el claro de la Luna es tan universal que, en efecto, habrán interpretaciones de ella como tantas personas existan.
Creo, sin embargo, que cuando Silvio se dirige a la Revolución o a su propia autoproclamada condición de "guerrillero" y revolucionario, usualmente, lo hace más directo, sin acudir a tantas metáforas. "El sueño se hace a mano sin permiso, arando el porvenir con viejos bueyes ..."; "Hoy mi deber era cantarle a la Patria, alzar la bandera, sumarme a la plaza...";"Te doy una canción y digo Patria ..."; "vivo en un país libre, cual solamente puede ser libre...", y muchas otras.
No conozco ni una sola de sus canciones que mencione a la Virgen. Su espiritualidad no está atada a ninguna religión pragmática. El es "un ciudadano del Amor", en una entrevista a Amaury Pérez le llegó a afirmar que "la religión era la burocracia de la espiritualidad."
Lo maravilloso de Silvio es que es un poeta universal y sus imágenes y metáforas nos llegan a todos nosotros que, a su vez, las interpretamos desde nuestras propias subjetividades. Y eso, en estos días, es un bálsamo.
Gracias infinitas por su comentario.
Nieve