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La UPR, el dinero y el acceso a la justicia

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La Universidad de Puerto Rico busca desesperadamente recortar sus gastos. Lo que se ha hecho hasta ahora es mirar el macro y, desde papeles y números fríos, disminuir partidas. Por supuesto, en ese ejercicio se eliminan beneficios de los trabajadores, se les aumenta la matrícula a los estudiantes, mientras quedan intactos los millones asignados al complejo, obsoleto e inútil, sistema burocrático que la dirige. Es un error seguir repitiendo que la UPR tiene once recintos. En cuanto a presupuesto no es así. El monstruo tiene cuatro cabezas. En un análisis presupuestal hay que incluir los gastos millonarios y superfluos de Administración Central, Oficina del Presidente, Junta de Gobierno y Junta Universitaria.  Es decir, tendríamos que analizar, en realidad 15 recintos. El ejercicio de recortar no puede ser de ninguna manera el más fácil. Hay que buscar, estudiar cada partida, cada rincón, cada gasto. En el camino, no solo ahorraremos muchísimo dinero, sino que habremos movido a la U

Loco weed

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     Estamos viviendo tiempos de cambio. A todas luces se mueren, irremediablemente, viejas estructuras políticas y económicas. Expiran, pero todavía se contorsionan, patalean, tiran zarpazos. A nosotros, (ustedes que me leen y yo) nos ha tocado ser protagonistas de este período intermedio en el que lo que tiene que morir no muere, (pero sigue siendo letal), y lo que tiene que nacer no nace.    El Estado que se suponía Libre, aunque Asociado, ha recibido heridas certeras de muerte. Unas sobre otras. Una y otra vez. El Banco (flanco económico) que insufla vida artificial al engendro político, no escapa de la refriega y, de igual modo, palidece entre susurros de moribundo. El trastoque alcanzó también el sistema de Derecho, las prohibiciones, las restricciones discriminatorias, la propiedad intelectual, las formas de organizarnos, las divisiones, las actitudes, los pensamientos, los modos de ser exitosos, los medidores de progreso, las palabras. Todo.   Si miráramos como lo haría

Regulación X

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Las protecciones más grandes jamás extendidas al consumidor desde la Gran Depresión existen, están en vigor, regulan estrictamente los procesos de “loss mitigation” y todas aplican a Puerto Rico. No hacen falta más leyes. No necesitamos más letras muertas. Las miles de familias que han perdido sus casas y las otras tantas que están a punto de perderlas; los vecinos de ‘casas fantasmas’ engullidas por los bancos; los que trabajamos y aun soñamos con un país mejor, solo invocamos que se cumplan con los pactos ya estipulados: las leyes. El legislador César Hernández Alonzo hizo público ayer su intención de proponer legislación para "brindarle mayores alternativas a los deudores hipotecarios." Entre las regulaciones que presenta Hernández se encuentra la de prohibir el "dual tracking" o el proceso paralelo que siguen los bancos en contra del deudor, por un lado incoan un pleito judicial de ejecución de hipoteca, mientras paralelamente dicen negociar de buena fe en pr

El Proyecto 2502 y la nueva Inquisición

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  La Cámara de Representantes acaba de aprobar el proyecto 2502 , ordenando la vacunación obligatoria a todo menor de edad, so pena de no ser admitidos en ninguna “escuela, centro de cuidado o de administración de exámenes relacionados a estudios en el hogar.”     La ortodoxia política del país, liderada por Lydia Méndez y seguida mansamente por sus iguales de la Cámara,  cree que existe una sola manera legítima de pensar y de vivir y que, fuera de ella, no cabe más que la persecución y la segregación. Hacen trizas, sin miramientos, las bases mismas de la democracia. Adiós a la reflexión; al diálogo; a las posiciones plurales, disidentes, minoritarias. El Estado inquisidor no quiere que sus ciudadanos practiquen el ejercicio soberano y autónomo de la razón. Impone su miope manera de ver el mundo y nos obliga a cumplir sus mandatos o de lo contrario nos espera el más vil de los ostracismos. No habrá un rincón, ni privado ni público, al que podamos escapar sin que nos alcan

La escuela o el arte de domesticar

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Cuando yo era un enano yo era profundo Silvio Rodríguez Los veo año tras año el primer día de sus vidas universitarias. Jóvenes cabizbajos que entran y se sientan en filas ordenadas de mayor a menor, que piden permiso para ir al baño y preguntan si los dejo comerse algo durante la clase. No saben qué les interesa aprender, ni siquiera si se les pregunta. Se dedican a copiar, copiar hasta los suspiros, interrumpiendo su monástica tarea solo para preguntar si este tema “viene en el examen.”  Algunos (muchos) creen que América es Estados Unidos y no un extenso continente.  Saben de mitología griega todo lo que las películas de Percy Jackson tuvieron a bien enseñarles. La mayoría, de seguro, deberá matricularse en español, inglés, matemáticas, humanidades e historia de primer nivel, todas ellas clases que tomaron una y otra vez durante doce años. Y lo peor, más de la mitad de esa mayoría se dará de baja de esas clases o fracasará para volverlas a repetir un número considera